De las tantas veces que contamos en el Hospital de Morón, por primera vez lo hicimos en la Sala de Espera de Oncología. Hemos estado en salas de internación con pacientes operados, accidentados, parturientas, neonatología y pediatría, pero nunca me sobrecogió tanto una sala , mujeres y hombres esperando, algunos un resultado, otros un tratamiento, otros una esperanza y otros tan solo una compañía...y ahí estuvimos, como dijo Julio un paciente con su cabeza calva, dándoles con nuestras historias una compañía que los ayudó en la espera.
...y después nos contó una él, de un hombre que debía confiar en Dios...como todos los que ahí estábamos.
Cuando nos íbamos Abel, el Portero del Hospital, viejo conocido ya, nos pidió una historia...
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